“Hubo un
tiempo donde los abogados eran hombres de negocios, en ocasiones sin escrúpulos, con
una gran masa social y capital orbitando a su alrededor, épocas en las que
impulsaban asuntos profesionales de gran trascendencia económica…tiempos en los
que cobraban millonadas por los asuntos que dirigían…
Quizás así ocurriera
durante décadas, cuando los abogados ejercientes casi se contaban con los dedos
de una mano y la competencia era casi inexistente. Hoy en día no suele ocurrir
esto, los abogados somos personas humildes y trabajadoras con las mismas
dificultades económicas que Usted, que dirigimos con dedicación, ilusión y mimo
cada asunto que se nos atribuye. Cobramos minutas terrenales, adaptadas a los tiempos
que corren y perfectamente asumibles por los clientes. No tenemos ni otros
trabajos ni otros negocios, vivimos o intentamos vivir exclusivamente de la
abogacía, una profesión en la que vendemos un producto.
Ese producto no es
exclusivamente hacer escritos, es asesorar, es responder consultas, es ofrecer
la mejor estrategia jurídica, es supervisar documentos, es asistir a juicios,
es negociar con terceros, es representar legalmente a nuestros clientes, todo
esto y mucho más constituye nuestro producto.
Para poder venderlo, hemos tenido
que trabajar muy duro, formarnos, hacer una carrera universitaria, realizar
cursos y Masters para desarrollar e incrementar nuestros conocimientos
iniciales, asumir un gasto de dinero importante mientras adquirimos experiencia
y ganamos clientes.
Nadie nos ha regalado nada, sólo el trabajo y sufrimiento
diario hace que estemos donde estamos; por todo ello y mucho más, solicitamos
comprensión y respeto, el mismo que han adquirido –mientras muchos de nuestro
gremio lo perdían- otros profesionales liberales.
No hacemos milagros, ni
tampoco podemos garantizar resultados, sólo podemos asegurar trabajo,
sacrificio e ilusión en cada asunto que se nos encomienda, y siempre buscando una
solución beneficiosa para nuestros clientes. Evidentemente, al igual que
ocurre en cualquier otra profesión o puesto de trabajo, esa labor cuidadosa y
responsable, debe ser retribuida porque vivimos de esto, no es un hobby no, es
una profesión, que amamos sí, pero que también supone nuestro sustento diario…”
No hay comentarios:
Publicar un comentario