El Consejo de Ministros está a punto de aprobar la reforma de
la Ley de Enjuiciamiento Criminal, una reforma que llama poderosamente la
atención en muchos aspectos, y que sin duda, por rompedora, generará mucha
polémica.
Los principales cambios que se esperan son:
- Limitar la instrucción de
causas penales a 6 o 18 meses según su complejidad, con posibilidad de
prórrogas. (hasta ahora no existía plazo legal)
- Los grandes casos (por ejemplo
los de corrupción) podrán trocearse.
- Se tratará de solventar una de las grandes
lagunas del proceso penal, “la intervención de las comunicaciones”,
especialmente en comisaría.
- Se extraerán del contexto judicial aquellos hechos
penales sin autor conocido, que no tengan según las fuerzas y cuerpos de
seguridad del Estado una gran trascendencia. Ejemplo: Denuncias por pequeños
hurtos.
Esta reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal irá de la mano de otra
no menos importante, la Reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial. Si bien,
su reforma será menos significativa de lo pretendido por el ex-ministro Gallardón.
Entre las medidas más polémicas se espera un equilibrio de cargas entre
juzgados, pudiendo los más sobrecargados remitir asuntos a los más liberados.
Las
medidas que trata de abordar la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal
son medidas que tratarán de agilizar los procesos, a la vez que llegar antes al
cumplimiento del objetivo fundamental, hacer justicia. Sin embargo, como en toda
gran reforma surgen dudas sobre sus posibilidades de éxito:
¿Es posible alcanzar
una mayor celeridad sin aumentar el número de Jueces, Secretarios Judiciales y
otros profesionales del ámbito judicial?
¿Es posible limitar los procesos sin
dejar por el camino o menoscabar garantías de los afectados en un proceso? ¿el
fin justifica los medios?
En el caso de las escuchas, ¿no se deteriora de forma
notoria el derecho a la defensa de los detenidos así como otros derechos
básicos de estos?
Y es que en derecho….no por llegar antes se llega mejor. Dicho
esto, se abre una esperanza para los que pensamos que la justicia va muy lenta.
Si se hace bien, será una gran reforma.
Añadimos este extraordinario enlace
periodístico para una mejor comprensión de la noticia:
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