Este verano el fuego ha sido especialmente devastador con
nuestros montes, tanto en Canarias en particular, como en el resto de España.
Muchos de los incendios se presume que han sido provocados, lo que supone una
falta total de civismo que, además de derivar en la destrucción de nuestra
naturaleza, pone en riesgo los bienes de los particulares, y la vida de
numerosas personas.
Ante esta situación, se está extendiendo en los últimos días
el debate relativo a la necesidad de endurecer las penas para quien cometa este
tipo de actuaciones, que en la actualidad se sitúa, como máximo, en cinco años de
privación de libertad.
El Gobierno ha anunciado que promoverá el aumento de las
condenas por la comisión de delitos de esta naturaleza, para lo cuál deberá modificarse el Código Penal.
Finalmente, es obligado ensalzar la encomiable labor que han realizado las personas que han participado en las labores de extinción de los incendios, algunos de los cuáles, desgraciadamente, fallecieron. Desde aquí, un recuerdo para ellos.
Esto es una verguenza, yo vivo en la península, pero me ha dejado muy tocado ver arder la isla de La Gomera. He visitado esa isla en numerosas ocasiones, es una auténtica maravilla; ahora por culpa de un insensato, la isla ha perdido parte de su encanto. Es evidente que las penas de 2 años de carcel no son suficientes para acabar con estos hechos, pienso que habría que aumentar las condenas a niveles de homicido por ejemplo. En fin, estoy profundamente afectado.
ResponderEliminarHace años, tengo claro en mis reflexiones respecto a este asunto, que cuanto menos se debiera aplicar LA LEY ANTITERRORISTA, para terminar por siempre con este tipo de gravísimos delitos, que destruyen nuestros bosques, ponen en peligro de muerte a muchas personas, destruyen nuestra fauna, deterioran los ecosistemas con consecuencias perniciosas para el futuro, además de la ruina económica y moral de las personas que pierden sus explotaciones agrícolas y ganaderas, su medio de vida, e incluso sus propias casas.
ResponderEliminarNo entiendo la tibieza de "nuestros legisladores", que hace que de año en año suframos unas pérdidas irrecuperables en nuestra nación.